la RUTA DEL VERMUT en madrid: un clÁsico que nunca pasa de moda


Salir a tomar el vermut los domingos soleados ha pasado de una costumbre a una tradición entre mis planes de fin de semana.

Soy de Madrid y es una ciudad que me tiene enamorada, tiene un encanto especial, siempre hay rincones nuevos que conocer y una acogedora mezcla cultural allá donde vayas.

Tanto si estas de paso como si vives aquí, te recomiendo hacer la ruta del vermut, una oportunidad de conocer la Latina, uno de los barrios antiguos de Madrid y disfrutar del delicioso repertorio gastronómico que nos ofrece.

Casa Revuelta (Calle de Latoneros, 3, 28005 Madrid). Este sería nuestra primera parada de la ruta del vermut. Se trata de una pequeña tasca tradicional y castiza cerca de la plaza Mayor y famosa por sus tajadas de bacalao rebozado. Para beber podemos encontrar vermut de grifo y vino en frascas además de cañas tiradas estupendamente. El lugar es pequeño por lo que se suele estar de pie, tanto fuera como dentro. La atención es rápida así que podremos continuar el paseo sin entretenernos demasiado.

La Perejila (Calle de la Cava Baja, 25, 28005 Madrid). Este es mi bar favorito, pequeño y acogedor. Un sitio auténtico y de parada obligatoria en esta ruta. Su decoración hace homenaje a Andalucía con mantones de Manila, trajes de sevillana y maceteros. Aquí el vermut te lo sirven con sifón y una rodajita de naranja. En cuanto a las tapas, son bastante generosas. Recomiendo el revuelto de morcilla y el rabo de toro.

Los huevos de los hijos de Lucio (Calle de la Cava Baja, 32, 28005 Madrid). En este famoso bar el vermut lo acompañan con unas almendras fritas. Como su nombre indica, su plato estrella son los huevos, así que no dejes de pedir los huevos rotos. Puedes elegir entre los clásicos, con chistorra, beicon, pisto o con media ración de jamón, todos increíbles.

El Madroño (Plaza de Puerta Cerrada, 7, 28005 Madrid). Este sería el último bar de mi ruta. Aquí sirven los típicos chupitos de madroño, servidos en un vaso de barquillo bañado en chocolate. Después de beberte el licor, puedes comerte el vaso, exquisito y original para terminar el itinerario de un domingo soleado en Madrid.

Espero que os guste.

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