por qué deberías invertir en un fondo de inversión

Los españoles destacan por su marcada aversión al riesgo. Prefieren colocar su dinero en un depósito, aunque no les dé ninguna rentabilidad, antes que invertir en productos de riesgo, como los fondos de inversión, en los que pueden sufrir pérdidas.

En un entorno de tipos de interés al 0%, en el que los depósitos bancarios no remuneran el ahorro, tener el dinero parado supone su pérdida de valor a largo plazo por el efecto de la inflación.

Con la mirada puesta en el largo plazo, hacer una planificación patrimonial eficiente es imprescindible para evitar perder poder adquisitivo.

Los inversores pueden invertir su patrimonio de forma directa en acciones, bonos o inmuebles, entre otros activos o de forma indirecta, delegando la gestión en profesionales de la inversión, a través de fondos o planes de pensiones.

En España, curiosamente, los inversores están más predispuestos a invertir directamente en acciones, que a invertirlo en fondos de inversión. Ello, a pesar de que la inversión directa en acciones de compañías conlleva un riesgo elevado y exige tener un conocimiento muy especializado de la evolución del mercado y de la situación particular de las compañías.

Te explicamos por qué un fondo de inversión es el producto de ahorro más eficiente a largo plazo para cualquier perfil de inversión.

Diversificación. Permiten diversificar tu inversión desde pocos euros. Invierten en múltiples activos (acciones y bonos, principalmente), por lo que la evolución negativa de un valor puede compensarse con el buen comportamiento de otro. Si, por ejemplo, quebrase una compañía, el fondo se vería afectado mínimamente. Por ley, los fondos tienen límites de concentración en sus inversiones para, precisamente, controlar los riesgos.

Liquidez. Los inversores pueden comprar y vender participaciones en los fondos cada día, recibiendo su capital en un máximo de 72 horas.

Fiscalidad. Se puede traspasar el dinero de un fondo a otro sin tributar. Sólo cuando retires el dinero tendrán que pagar a Hacienda el 19% de los beneficios hasta 6.000 euros. Si el rendimiento excede esa cifra, hasta 50.000 euros, el pago de impuestos sube hasta el 21%. Si la ganancia es mayor, abonará el 23% en impuestos.

Gestión profesional. Cada día, expertos profesionales buscan oportunidades de inversión y vigilan la evolución de las inversiones ya realizadas en función de los acontecimientos macroeconómicos y las noticias empresarias y lo ajustan al riesgo para maximizar la rentabilidad.

Nivel de riesgo. Hay fondos para todos los gustos. El inversor puede elegir entre miles de productos, en función de su aversión al riesgo y su horizonte temporal. Hay estrategias conservadoras, que reducen la posibilidad de pérdidas, frente a otras más arriesgadas, que pueden llevar a mayores ganancias asumiendo más riesgos.

Seguridad. Los inversores son los propietarios de cada participación y puede venderlas cuando quieran. Los valores en los que invierten los fondos no forman parte del balance de los bancos, sino que están custodiados por entidades depositarias y, en caso de insolvencia de estas firmas o de las propias gestoras –improbable, pero un riesgo al fin y al cabo-, el fondo no se disuelve, sino que se sustituye a la entidad y el partícipe mantiene su misma inversión.

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