El Ibex 35 se anotó un 11,82% en 2019. Una lectura sencilla llevaría a pensar que todos los fondos de bolsa española que subieron por encima de esa cifra lo hicieron mejor que el mercado. Pero hay una cuestión que también hay que tener en cuenta: el pago de dividendos.
La mayoría de los índices bursátiles (como el Ibex 35, el Índice General de la Bolsa de Madrid, el S&P 500, el Eurostoxx 50, etcétera) no incluyen los dividendos repartidos por las empresas. Si se incluyeran, la revalorización sería muy superior. Especialmente en el caso del Ibex 35, donde las principales compañías (las que tienen más peso en el índice) se caracterizan por su generosidad con el accionista.
No obstante, hay alguna excepción puntual entre los índices más conocidos, como ocurre con el Dax de la bolsa alemana, que sí tiene en cuenta los dividendos.
Los índices totales
Las compañías que elaboran los índices son conscientes de este hecho y a menudo ofrecen versiones de sus índices en los que sí tienen en cuenta esos dividendos. Son los llamados índices totales o de rendimiento total (total return). E incluso ofrecen una versión extra que tiene en cuenta la fiscalidad de los dividendos (net return).
Para hacer este cálculo, se considera que cada vez que una empresa reparte dividendo, el importe recibido se utiliza para comprar más acciones de todas las empresas que componen el índice bursátil.
De este modo, BME (Bolsas y Mercados Españoles), que es la compañía creadora del Ibex 35, cuentan también con el Ibex con Dividendos. Su revalorización en 2019 fue del 16,57%, casi cinco puntos porcentuales más que el Ibex 35.
La diferencia no es baladí si se tiene en cuenta que la mitad de los fondos de bolsa española batieron al Ibex 35 en 2019, pero sólo el 10% logró subir más que el Ibex con Dividendos, según datos de Inverco.
La cuestión es: ¿con cuál de estos índices debería batirse mi fondo?
Fondos de acumulación y fondos de reparto
Para responder a esa pregunta primero hay que plantearse qué es lo que sucede con los dividendos en los fondos de inversión. Aquí caben dos opciones y, por ende, dos tipos de fondos: los de acumulación y los de reparto.
Los fondos de acumulación, que son con diferencia los más frecuentes, son aquellos que reinvierten los dividendos cobrados en el propio fondo, para lo que compran más acciones. De este modo, opera la magia del interés compuesto con la que la rentabilidad se dispara en el largo plazo.
En cambio, los fondos de reparto optan por distribuir los dividendos entre los inversores del fondo, esto es, los partícipes. En consecuencia, éstos tendrán que pagar impuestos por los dividendos cobrados, por lo que fiscalmente son menos eficientes
Por tanto, a la hora de comparar la rentabilidad de tu fondo con la del índice que representa la evolución de un mercado, lo más lógico sería utilizar un índice total (salvo que sea un fondo de reparto). De hecho, si te fijas en el folleto del fondo, la gestora suele establecer como índice de referencia un índice total.
Aun así, los índices más populares (y de cuya evolución se suelen hacer más eco en los medios de comunicación) son la versión sin dividendos. Por tanto, la próxima vez que quieras analizar cómo lo hace tu fondo de bolsa española, échale un ojo a lo que ha hecho el Ibex con Dividendos, cuya revalorización encontrarás en la web Bolsas y Mercados Españoles BME.