Los fondos de estilo value (valor, en inglés) han vivido una travesía del desierto en los últimos años, tanto en términos de rentabilidad como de captaciones.
En los últimos tres años, han perdido terreno frente al growth (crecimiento), como se puede apreciar en las rentabilidades de los fondos de la categoría, según datos de Morningstar. Así, la categoría ‘Renta Variable Global Gran Capitalización Value’ sube un 8% en términos anualizados, frente al 17% que repuntan, de media, los fondos de ‘Renta Variable Global Gran Capitalización Growth’.
Sin embargo parece que el via crucis está tocando a su fin. En lo que va de año, los fondos value repuntan de media un 17%, frente al 9% que avanzan los growth.
Y parece que las perspectivas de futuro también son halagüeñas. Como botón de muestra, la Encuesta Global a Selectores de Fondos, que publica anualmente la gestora Natixis. Según este sondeo, que se realiza a más de 400 profesionales del mundo de la inversión, el estilo value va a volver a escena en 2021.
Hace un año los compradores de fondos centraban su atención en sectores con fuertes motores de crecimiento. Pero en 2021, un 63% de los selectores espera que las acciones value batan a las growth.
La cuestión es ¿qué ha motivado ese punto de inflexión entre la filosofía valor y la filosofía crecimiento? Y, lo que es más importante: ¿hasta qué punto es sostenible?
Estas son algunas de las razones que apuntan los expertos:
Sesgo sectorial
Lo primero de todo, hay que tener en cuenta que el estilo value busca compañías sólidas y bien gestionadas, que se encuentran infravaloradas por ineficiencias puntuales del mercado. Esto hace que los gestores tiendan a encontrar más oportunidades de inversión en sectores maduros, con ingresos recurrentes y visibilidad en resultados. Entre ellos, el financiero, que ha estado de capa caída en bolsa en los últimos años.
En contraposición, el estilo growth no atiende tanto al precio al que cotizan las empresas como en sus perspectivas de crecimiento. Por tanto, los gestores que siguen este estilo suelen fijarse en compañías de sectores cambiantes y con altas tasas de crecimiento, aunque también muy competitivos. Es el caso del tecnológico, que ha liderado las alzas a nivel mundial aupado por pesos pesados como Apple, Amazon, Facebook, Google y Netflix.
Sin embargo, el anuncio de las primeras vacunas ha propiciado un cambio de paradigma en los mercados. La previsión de un nuevo escenario de recuperación económica ha insuflado nuevos aires a los sectores cíclicos más castigados, lo que ha dado alas al value.
Presencia en los índices
Los fondos growth han tenido un aliado inesperado en los ETF y los fondos indexados. Y es que el auge de la gestión pasiva ha propiciado el crecimiento de estos productos.
A medida que las compañías tecnológicas (en las que suele centrarse el estilo growth) iban ganando tamaño en bolsa, también aumentaban su peso en los índices. Y con el alza de la gestión pasiva, este crecimiento se retroalimentaba. Así, los productos indexados compraban cada vez más acciones de estas compañías, que a su vez iban ganando cada vez más peso en los índices, generando un círculo virtuoso.
Pero ojo, el efecto ‘gestión pasiva’ es un multiplicador que puede ir en las dos direcciones. Si la tendencia se invierte y las compañías tecnológicas pierden peso en los índices, la pérdida de capitalización podría acelerarse.
Entorno de tipos de interés
Otro factor que influye en el tirón que tiene cada estilo de inversión es el entorno de tipos de interés. Los fondos growth se centran en las compañías que podrían generar más caja en los próximos diez años. Y a la hora de valorar esos crecimientos, lo habitual es compararlos con los tipos de interés. Por tanto, si el contexto es de tipos muy bajos, como ocurre actualmente, la comparativa es mucho más favorable. “Vivimos en una situación anómala, con tipos intervenidos y artificialmente bajos, lo que ha favorecido a los fondos growth”, comenta José Antonio Larraz, gestor de Equam. “Si coges la caja que va a generar una compañía dentro de 10 años y la descuentas a un tipo de interés del 1%-3%, esa caja a valor presente vale mucho más que si la descuentas aun tipo más normal, del 6% -8%”, explica.
Aunque las previsiones apuntan a que los tipos de interés se mantendrán en niveles reducidos en el corto plazo, la aparición de los primeros signos de inflación podría abrir la puerta a un cambio en la política monetaria.