Los escaparates de las librerías están llenos de historias de triunfadores. Esto te puede llevar a pensar que lanzar el negocio de tus sueños o aplicar un determinado modelo empresarial es garantía de éxito.
Lamentablemente esta idea es una falacia. Lo cierto es que la mayoría de los emprendedores (y de las empresas) tienden a fracasar por el camino… Y no suelen escribir libros sobre el tema.
El sesgo de supervivencia es una tendencia cognitiva ampliamente estudiada en psicología que consiste en concentrarse sólo en los elementos que superaron un proceso de selección, pasando por alto aquellos que no lo hicieron y que, por tanto, ya no existen en la actualidad. El concepto es aplicable a todo tipo de disciplinas, desde la medicina hasta la gestión empresarial. Pero tiene una especial relevancia en el mundo financiero y, más concretamente, en la selección de fondos de inversión. Te contamos por qué.
Fondos supervivientes
Imagínate que quieres averiguar la capacidad de los fondos de inversión de una determinada categoría para batir al índice. Si analizas la rentabilidad que obtuvieron en los últimos diez años es posible que un alto porcentaje lo consiga. Sin embargo, muchos de los fondos que no lo lograron tuvieron que cerrar o fusionarse, por lo que no constan en las estadísticas actuales. Por tanto, si realmente quisieras testar la capacidad de los productos de esa categoría para hacerlo mejor que el mercado tendrías que tener en cuenta todos los fondos de inversión que lo intentaron. El problema es que a menudo los datos de los que disponemos sólo permiten analizar aquellos que han sobrevivido hasta nuestros días, dándonos una falsa percepción de la realidad.
Esto mismo ocurre a la hora de evaluar la capacidad de una gestora de fondos de inversión para generar alfa, esto es, para batir al mercado. Si analizamos su gama de producto es posible que la mayoría de los fondos cumpla con su objetivo de rentabilidad. Pero de nuevo aquí aparece el sesgo de supervivencia. Nuestro análisis se centraría en la gama de producto actual de esa gestora, pero no tendría en cuenta todos aquellos productos fallidos que tuvieron que echar el cierre. Esto nos puede llevar a sobrevalorar la capacidad de la gestora para superar al índice.
Veámoslo con un ejemplo. Una gestora lanza veinte fondos a lo largo de diez años. En la actualidad, sólo sobreviven diez de ellos, de los que ocho baten al índice. Por tanto, si analizamos su oferta de producto actual podríamos pensar que el 80% de sus productos lo hace mejor que el mercado. Concluiríamos, por tanto, que la gestora tiene un talento excepcional para la gestión de activos. Pero si tenemos en cuenta todos los fondos con los que lo intentó realmente, la tasa de éxito bajaría hasta el 40%.
Este fenómeno ha sido analizado en distintos estudios académicos. Entre ellos, Survivor Bias and Mutual Fund Performance, de los investigadores Edwin J. Elton, Martin J. Gruber y Christopher R. Blake. El informe concluye que el sesgo de supervivencia es mayor entre los fondos más pequeños (con menor volumen bajo gestión), ya que en su caso la probabilidad de cerrar es más elevada.
Pistas para esquivar el sesgo
En el mundo de la gestión no es oro todo lo que reluce y sobrevalorar la capacidad de una gestora para ser rentable te puede llevar a invertir en productos poco atractivos. No obstante, hay una serie de claves que te permiten distinguir el grano de la paja.
– Invierte en fondos longevos. Acertar en periodos cortos puede ser síntoma de pericia por parte del gestor, pero también puede ser producto de la buena suerte. En ese caso, es posible que las tornas cambien, los inversores huyan y el fondo pase a engrosar el listado de productos que se ven obligados a cerrar (y que desaparecen por tanto de las estadísticas).
En cambio, si el fondo ha sido capaz de sobrevivir un cierto periodo de tiempo es buena señal. A priori, los resultados no han sido tan malos como para que la gestora haya tenido que eliminarlo. Además, al contar con un historial (o track record) más amplio, permiten evaluar mejor el comportamiento que han tenido en cada momento del ciclo de mercado y analizar si los resultados son consistentes (es decir, recurrentes) tomando en consideración distintos plazos.
– No mires sólo la rentabilidad. Los buenos resultados de los fondos supervivientes pueden llegar a deslumbrarte. Por tanto es importante que analices también otras variables no ligadas a las cifras de rentabilidad. Recuerda que rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras, y que existen otras pistas que te pueden ayudar a hacerte una idea de la capacidad de un fondo para hacerte ganar dinero. Por ejemplo, ten en cuenta la filosofía de inversión que hay detrás del producto. Piensa si se trata de una metodología fiable y contrastada. Analiza también la eficiencia a la hora de gestionar la cartera.
– Escoge muestras representativas. Si lo que quieres es valorar el conjunto de productos de una gestora o el comportamiento de una categoría determinada de fondos de inversión, no te ciñas sólo a la oferta actual. Elige un plazo temporal y selecciona todos los fondos que se han lanzado en ese lapso de tiempo, sigan existiendo o no en la actualidad. Esto te permitirá contar con una muestra fidedigna con la que podrás extraer conclusiones más razonables.