Si tienes una familia a tu cargo o hay personas que dependen de ti económicamente es muy posible que te hayas planteado la conveniencia de contratar un seguro de vida. La ventaja de este producto financiero es que con el pago de una prima mensual puedes garantizar una cantidad económica determinada en caso de que fallezcas o te veas incapacitado laboralmente. Ahora bien, ¿a cuánto debería ascender esa cantidad? Esa es una de las principales cuestiones que deberás determinar si contratas un seguro de vida, ya que de ella depende la prima que tendrás que abonar.
Primer paso: hacer cuentas
El principal objetivo de un seguro de vida es dejar un colchón financiero para tus más allegados en caso de siniestro. Por tanto, lo primero que debes hacer es calcular cuáles son las necesidades económicas de tu familia y durante cuánto tiempo crees que sería razonable cubrirlas.
Para ello, es imprescindible que hagas una estimación de ingresos y gastos. Lógicamente, si te ocurriera algo tu salario desaparecería de la parte de los ingresos, pero aun así puede haber otras rentas que tu familia seguiría obteniendo: el sueldo de otros miembros de la familia, la eventual pensión de viudedad/orfandad tras tu fallecimiento, los ingresos por rentas de otros activos financieros (alquileres, dividendos), etcétera.
En el otro lado de la balanza, deberás calcular los gastos a los que habría que hacer frente. Aquí ten en cuenta no sólo los gastos actuales, sino los que podrían derivarse en un futuro, como por ejemplo la universidad de tus hijos.
Una vez hayas hecho tus cuentas, tendrás un importe anual más o menos aproximado de las necesidades que te gustaría dejar cubiertas en caso de que desaparecieras. El siguiente paso es determinar durante cuántos años te gustaría que esa cantidad quede garantizada. Lo habitual es cubrir periodos de en torno a cinco años, de modo que tu familia tenga margen de maniobra para reacomodar la economía familiar y buscar otras vías de ingresos.
Cálculo rápido
Otra vía para determinar esta cantidad de forma rápida, aunque sea grosso modo, es multiplicar tu salario neto anual por cinco. De este modo, podrás tener una primera estimación del importe necesario para suplir tu aportación a la economía familiar durante cinco años.
Como te decimos, se trata de un cálculo rápido, ya que es posible que en tu familia existan otras fuentes de ingresos, por lo que tu salario no sea necesario al 100%. O al revés, quizá quieras proveer a tus allegados de un capital superior en anticipación de que sus gastos se puedan ir incrementando en el futuro. Pero en todo caso te puede servir para realizar una primera aproximación al tema.
Por ejemplo, si tu salario neto anual es de 20.000 euros, el capital asegurado podría ascender a 100.000 euros. ¿Coincide esa cantidad con la estimación de gastos anuales que has realizado previamente? No olvides incluir tanto los gastos corrientes y de transporte, como la educación, los impuestos y el pago de otras deudas en las que pueda haber incurrido la familia. Este último aspecto es muy importante, ya que si vas a contratar tu seguro de vida con una hipoteca, conviene que añadas el capital que aún tienes pendiente de amortizar.
El importe adecuado
Calcular con precisión el capital asegurado es importante ya que, si te quedas corto, tus allegados pueden experimentar apuros económicos. Pero al mismo tiempo cuanto más elevado sea ese importe, mayor será la prima que tengas que pagar todos los meses, por lo que lo ideal es que realices una estimación lo más ajustada posible.
Por otro lado, si el capital que deseas asegurar es demasiado elevado, teniendo en cuenta tus ingresos y el nivel de vida de tu familia, es posible que la aseguradora requiera más información. En este sentido, lo habitual es que la compañía solicite un informe patrimonial y financiero cuando el importe asegurado supera los 500.000 euros.
Más allá del capital asegurado, la prima que tendrás que abonar todos los meses dependerá de diversos factores. El más evidente es la edad: cuantos más años tenga el tomador, más elevada será la prima. También puede ser relevante tu profesión (sobre todo si te dedicas a una actividad de riesgo) y tu historial médico.
Además, el precio también oscilará en función de las coberturas elegidas. No es lo mismo un seguro de vida, que un seguro de vida e invalidez.
Es importante analizar si contempla situaciones excepcionales que quedan fuera de la cobertura, como la muerte en caso de pandemia o el suicidio por parte del tomador del seguro. Otro aspecto a considerar es la posibilidad de que proporcionen un anticipo nada más producirse el deceso, de modo que tus familiares puedan hacer frente a los gastos funerarios.