Cobrar las facturas a tiempo puede suponer grandes quebraderos de cabeza para algunos negocios. Especialmente cuando tienen necesidades de liquidez. De ahí que exista una vía de financiación con la que las empresas pueden obtener el dinero por adelantado. Hablamos del factoring.
Este mecanismo permite a una compañía traspasar las facturas que aún no ha cobrado y obtener dinero de manera inmediata. Como es lógico, el prestamista cobra un interés a cambio, ya que está asumiendo un riesgo.
Es importante resaltar que las facturas que son objeto de financiación no implican morosidad. O no necesariamente. A menudo es una cuestión de plazos. Por ejemplo, hay empresas que prestan sus servicios a tiempo presente, pero que no cobran hasta 30 – 180 días vista. Por tanto, algunas recurren al factoring para obtener liquidez en el corto plazo y no descapitalizarse.
Esta modalidad de financiación es cada vez más popular en España. Según la Asociación Española del Factoring (AEF) su uso creció un 50% en el periodo comprendido entre 2018 y 2022, hasta los 127.631 millones de euros.
Ahora bien, además de una herramienta para las empresas, ¿puede suponer una alternativa de inversión para el ahorrador particular? Lo cierto es que sí. Te contamos cómo.
Plataformas de crowdfactoring
Habitualmente, las empresas que quieren utilizar este mecanismo recurren a entidades financieras. No obstante, en los últimos años se ha popularizado una vía adicional: las plataformas de crowdfactoring.
Estas plataformas aglutinan a multitud de pequeños ahorradores que actúan como prestamistas de empresas. De este modo, la plataforma se encarga de seleccionar las mejores oportunidades de inversión, ponerlas a disposición de los ahorradores y gestionar la operación. A cambio, aplican una comisión sobre los beneficios obtenidos tras el cobro de la factura.
Los ahorradores eligen en cuál de esos proyectos quieren invertir. Al vencimiento del plazo, recuperan su dinero, junto con la rentabilidad generada.
El proceso es el siguiente:
– La empresa “cedente” (normalmente una pyme) solicita adelantar el adelanto de una factura pendiente de pago por parte de la empresa “pagadora” (a menudo, una gran compañía). Esta factura tiene un plazo de cobro prefijado.
– La plataforma de crowdfactoring analiza el nivel de solvencia de la compañía pagadora y le adjudica una nota (scoring) en función de la probabilidad de impago.
– Posteriormente, la plataforma de crowdfactoring publica el proyecto en su página web. La rentabilidad dependerá del scoring de la empresa pagadora, y del plazo en el que tenga que efectuar ese pago.
Cada una de estas inversiones implica una rentabilidad y un plazo distintos. Como botón de muestra, y atendiendo a las métricas de la plataforma SEGO Factoring, la rentabilidad media se sitúa en el entorno del 6,75%, en un plazo medio de 82 días.
Tipos de operaciones
Los ahorradores tienen a su disposición tres tipos de operaciones, cada uno de los cuales con un perfil de rentabilidad/riesgo distinto.
– Con seguro. Si la empresa pagadora no llega a abonar la factura, el importe de la operación está cubierto por una aseguradora. El nivel de riesgo es más bajo para el inversor y la rentabilidad también es más moderada. Con datos de SEGO Factoring, el retorno puede rondar el 4%, en términos netos.
– Sin seguro. En caso de impago, la operación no está cubierta. El riesgo es mayor, aunque la rentabilidad también va en consonancia. Oscila en torno al 7%.
– Con las Administraciones Públicas. El pagador pertenece a la Administraciones Públicas. La rentabilidad se sitúa cerca del 7,5%.
Pros y contras
La inversión en factoring presenta varias ventajas. La más evidente es la posibilidad de obtener una rentabilidad muy jugosa en un plazo reducido, de apenas unos meses.
Además, la inversión mínima no suele ser elevada. A menudo se puede invertir desde los 50 euros. Y como las plataformas suelen publicar varias operaciones a la semana, es posible crear una cartera diversificada desde el minuto uno y a partir de mínimos asequibles.
En cuanto al riesgo, radica en la probabilidad de impago de la factura. En este sentido, todo depende del nivel de solvencia de las compañías pagadoras. Por tanto, el papel de la compañía de crowdfactoring es clave a la hora de realizar el scoring de riesgo y seleccionar compañías de alta calidad crediticia.
Por otro lado, las operaciones que están respaldadas por un seguro implican, como es lógico, un nivel de riesgo inferior.
En el lado de los contras, se trata de operaciones que se encuentran al margen de los mercados cotizados, por lo que el inversor no puede obtener liquidez (esto es, recuperar su dinero) antes del vencimiento. No obstante, los plazos de la inversión suelen ser ajustados.