La inflación es el principal enemigo de los ahorradores. ¡Se come tus ahorros! O lo que es lo mismo, hace que tu dinero, con el paso del tiempo, valga menos. ¿Recuerdas cuando con 100 pesetas pagabas un café? Hoy, esas 100 pesetas equivaldrían a 60 céntimos. Y no, no so suficientes para tomarse un café.
Un producto que hoy cuesta 10 euros, con una inflación del 2% -objetivo del Banco Central Europeo para mantener la estabilidad de precios-, costará pasado un año 10,20 euros; transcurridos cinco años, 11,04 euros, y después de 10 años, 12,19 euros. Es decir, el precio aumenta más de un 20%.
Dicho de otro modo, con una tasa de inflación del 2%, un billete de 100 euros valdría 98 euros el año siguiente; 90,6 euros después de cinco años y, tras una década, 82 euros. Tus 100 euros, por tanto, han perdido un 18% de su valor.
Puedes ver el impacto de la inflación en los precios y en el valor de tu dinero en la tabla de abajo, elaborada por el BCE.
Pese a estas cifras, en España las familias tienen en torno a 800.000 millones de euros en depósitos y cuentas sin remunerar que día a día pierden poder adquisitivo, ante el monstruo de la inflación.
La inflación, el impuesto oculto de tener efectivo
La inflación puede interpretarse como un impuesto oculto para el efectivo. Cuando el nivel de precios aumenta, las personas que mantienen dinero en cuentas o depósitos no remunerados sufren la caída de sus saldos monetarios reales y, en consecuencia, su riqueza financiera real se reduce.
¿Cómo se mide la inflación?
La mayoría de los países ha adoptado un sistema denominado Índice de Precios de Consumo (IPC). Para elaborarlo, se analizan los hábitos de compra de los consumidores mes a mes, con el objeto de determinar cómo evolución el precio de los bienes y los servicios que adquieren con más frecuencia.
En esta lista se incluyen artículos de consumo diario (pan, fruta y demás alimentos) y bienes no perecederos (coches, ordenadores, lavadoras, etc.) y, frecuentemente, operaciones como los alquileres. La ponderación de los artículos compone la cesta de la compra. Así, la tasa anual de inflación puede calcularse expresando la variación del coste actual de la cesta de la compra como un porcentaje del coste que esa misma cesta tenía el año anterior.
Rentabilidad real versus nominal
Es importante distinguir la rentabilidad real –descontando la inflación- de la rentabilidad nominal, que es la que se logra aparentemente sin tener en cuenta la subida de precios esperada.
Así, una rentabilidad del 2% se convierte en una rentabilidad del 0% si se estima un IPC del 2%. Todo lo que quede por debajo de este 2% supondría perder poder adquisitivo.
¿Cuánto va a subir la inflación?
Según el panel de expertos de FUNCAS, en un escenario en el que el precio del petróleo se encarece un 10%, la tasa media anual de 2019 sería del 1%, y en 2020 se elevaría hasta el 1,6%. Finalmente, en un escenario en el que el precio del crudo desciende un 10%, las tasas medias anuales serían del 0,7% en ambos ejercicios.
Si se cumplen estos pronósticos, el dinero parado con un tipo del 0% generará pérdidas para el ahorrador de entre el 0,7% y el 1,6% en solo 12 meses.