Si estás convencido de que deberías empezar a invertir, aunque sea comenzando con una cantidad modesta, enhorabuena. Efectivamente poner tu dinero a trabajar es la mejor manera de neutralizar la inflación y financiar paso a paso tus sueños de futuro. Sin embargo, si no tienes grandes conocimientos sobre el tema, es posible que te pierdas un poco con los diferentes productos financieros que tienes a tu disposición.
Te describimos a grandes rasgos en qué consiste cada uno, cuáles son los pros y contras que ofrecen y para qué objetivo están más indicados. Sólo una última aclaración: no tienes porque escoger un solo tipo de producto. De hecho, a menudo suelen ser complementarios.
Inversión colectiva versus inversión directa
A la hora de invertir existen dos grandes opciones. La primera es que selecciones tú mismo cuáles son las acciones o los bonos que más atractivos te parecen y que inviertas en ellos directamente. La inversión directa puede ser interesante para aquellos que dispongan de los conocimientos y el tiempo necesarios para analizar los valores que cotizan en el mercado y tratar de encontrar aquellos que van a hacerlo mejor que los demás.
Pero si este no es tu caso y consideras que es mejor que un experto se encargue de esta tarea, lo tuyo es la inversión colectica. En otras palabras, hacer causa común con otros ahorradores e invertir en un producto financiero gestionado por un profesional en la materia. La inversión colectiva ofrece además otra serie de ventajas, como te explicamos en este post.
Estos son los dos principales productos de inversión colectiva:
• Fondos de inversión: Los fondos son IIC (Instituciones de Inversión Colectiva) y están regulados por la Ley 35/2003. Constituyen uno de los productos estrella por antonomasia, ya que a la gestión profesional se une la elevada liquidez (puedes comprarlos y venderlos a diario) y la enorme gama de producto disponible.
Como te explicábamos antes, las decisiones de inversión las toma un gestor profesional. ¿Y en función de qué criterio? Pues según la política de inversión que viene descrita en el folleto. Esta política determina en qué activos/mercados puede invertir cada producto y qué nivel de riesgo puede asumir.
En este sentido, hay fondos de todo tipo de categorías, en función de los activos en los que invierte, el mercado geográfico en el que se centra y el estilo de gestión que utiliza. De este modo, los inversores pueden escoger el fondo (o fondos) que más encajan con sus necesidades financieras en función de la estrategia que le resulte más interesante. También pueden optar por fondos de gestión activa o pasiva.
De algún modo un fondo es como un huerto en el que se pueden “plantar” diversos tipos de activos: bolsa, renta fija, etcétera. El gestor profesional es el jardinero que cuida del huerto para que crezca al máximo y dé fruto.
Un matiz muy importante: como partícipe del fondo tú siempre eres el copropietario del mismo. Esto quiere decir que podría quebrar el banco donde lo compraste o la gestora de fondos que lo administra (el jardinero, por así decir) y aun así tú seguirías siendo copropietario de los activos en los que invierte, que se encuentran custodiados en una entidad depositaria aparte. De ahí que los fondos constituyan uno de los vehículos más seguros que existen.
En cuanto a la fiscalidad de los fondos, tendrás que tributar por los plusvalías generadas y, si es un fondo de reparto, por los dividendos repartidos. No obstante, tienen una ventaja importante y es que puedes traspasar el capital de un fondo a otro sin tener que pagar impuestos por el camino, hasta el momento del reembolso.
Para quién están indicados: los fondos de inversión son productos muy flexibles idóneos para todo tipo de perfiles de inversores y metas financieras. Lo ideal, eso sí, es construir una cartera de fondos diversificada.
• ETF: Los Exchange Traded Funds son fondos de inversión que tienen la particularidad de que cotizan en bolsa. Habitualmente, son fondos indexados, por lo que imitan el comportamiento de un índice.
A diferencia de un fondo de inversión convencional, se pueden comprar o vender a tiempo real. También permiten poner órdenes especiales (como un stop loss).
Sin embargo, los ETF no permiten el traspaso sin tributación. Además, llevan aparejados costes de corretaje, más el canon de bolsa.
Los ETF pueden replicar diversos activos: renta variable, renta fija, liquidez, divisas, etcétera. Para ello, utilizan distintas estrategias: réplica física, sintética o mixta. También hay ETF que permiten invertir a la baja (ETF inversos) y de forma apalancada.
Para quién están indicados: Los ETF son productos de máxima liquidez que permiten posicionarse en todo tipo de activos/mercados. Son aptos para los fans de la gestión pasiva y carteras de poca rotación (ya que no cuentan con la ventaja fiscal del traspaso). Ofrecen un atractivo especial para todos aquellos que deseen operar intradía o bien con estrategias bajistas/apalancadas.
• Planes de pensiones: Son instrumentos de inversión colectiva con vocación a largo plazo, que están pensados para el ahorro de cara a la jubilación.
Están regulados en el Real Decreto Legislativo 1/2002 y supervisados por la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones.
Es un producto que tristemente cuenta con varios sambenitos que no le hacen justicia. Pero lo cierto es que ofrecen importantes ventajas fiscales, aunque con restricciones de liquidez.
En cuanto a las ventajas fiscales, puedes desgravarte de la declaración de la renta todo el dinero que inviertas en planes de pensiones, hasta un máximo de 1.500 euros anuales (siempre que esta cifra no supere el 30% de tus rentas del trabajo y actividades económicas). Cuando te jubiles o rescates el plan, tributarás al tipo del IRPF que tengas en ese momento, que presumiblemente será inferior al actual. Además, el hecho de retrasar el pago de impuestos te permite invertir ese dinero para que genere rentabilidad.
Otra ventaja es que puedes traspasar el dinero de un plan de pensiones a otro sin tener que tributar.
En el lado de los contras, no podrás retirar el dinero hasta que te jubiles o bien hasta que se dé alguno de los supuestos de rescate: en caso de incapacidad, fallecimiento, dependencia, enfermedad grave, desempleo o bien que hayan transcurrido al menos 10 años (para aportaciones desde enero de 2015).
Para quién están indicados: Son idóneos para personas que quieran ahorrar para la jubilación, especialmente para aquellas que estimen que su tipo marginal será entonces inferior al actual. Es cierto que el importe máximo permitido por ley es reducido (1.500 euros), pero se puede complementar el ahorro en planes con la inversión en otros productos, como los fondos de inversión.
Rentabilidad | Liquidez | Seguridad | Fiscalidad | |
FONDOS DE INVERSIÓN | Depende de los activos en los que invierta | Diaria | Activos fuera del balance de la gestora y el comercializador | •Tributan por ganancias y pérdidas patrimoniales •Traspaso sin tributación |
ETF | Depende de los activos en los que invierta | A tiempo real | Activos fuera del balance de la gestora y el comercializador | •Tributan por ganancias y pérdidas patrimoniales •Traspaso con tributación |
PLANES DE PENSIONES | Depende de los activos en los que invierta | Sólo en los supuestos que contempla la ley | Activos fuera del balance de la gestora y el comercializador | •Tributan como rendimientos del trabajo •Traspaso sin tributación |
Carteras de fondos: la inversión llave en mano
Existe un último producto al que merece la pena que eches un ojo. Sobre todo, si eres un inversor novel que no tiene grandes conocimientos en materia de finanzas personales: el servicio de carteras gestionadas o servicio roboadvisor.
Para entender las ventajas de este producto, antes tienes que plantearte que a la hora de construir tu cartera de inversión (ya sea comprando fondos, ETF, planes o una mezcla de todos ellos) hay un paso previo que es imprescindible: el asset allocation. Con esto nos referimos al mix de activos que resulta ideal para tu perfil como inversor y las necesidades que plantea tu meta financiera.
Una vez tienes decidido ese asset allocation ya puedes empezar a construir una cartera y, como te explicábamos anteriormente, lo ideal es que esté integrada por varios productos (con exposición a distintos activos/mercados/estrategias) para que esté lo más diversificada posible. Es decir: no poner todos los huevos en la misma cesta.
No obstante, es posible que decidir cuál es el asset allocation más adecuado para ti y en qué productos invertir se te haga muy cuesta arriba. Y es ahí donde el servicio de roboadvisor puede ser una solución muy atractiva. Lo único que tendrás que hacer es cumplimentar un test de idoneidad con el que se evalúan cuáles son tus objetivos financieros y tu perfil de riesgo. Y con esa información, la entidad determina cuál es la cartera de productos más adecuada para ti. Además, se encarga de gestionar esa cartera a lo largo del tiempo, realizando los cambios pertinentes para que el mix de riesgo sea siempre el idóneo para ti.
Para quién están indicadas: Inversores con poca experiencia que desean que le den una cartera de inversión ajustada a sus necesidades y de la que no tengan que preocuparse.