Fondos de liquidez o fondos monedero. Así es como se conoce a los fondos monetarios, ya que constituyen la categoría de fondos de inversión más líquidos y con el riesgo más bajo. Su objetivo es mantener el principal y obtener una rentabilidad acorde con los tipos de interés. Para ello sólo pueden invertir en renta fija de elevada calidad crediticia y a muy corto plazo. De hecho, la duración media de la cartera es igual o inferior a seis meses.
Riesgo “casi” cero
La función que cumple un monetario es similar a la de un depósito o una cuenta corriente remunerada. Es una manera de colocar nuestro dinero en un producto de riesgo de riesgo casi cero y con un pequeño plus de rentabilidad. Estarás pensando que “casi cero” no es igual que “cero”. Efectivamente, en algunos entornos de mercado los monetarios han llegado a arrojar pequeñas pérdidas. ¿A qué se debe esto? Aquí hay que tener en cuenta que los retornos que consiguen van en línea con los del mercado monetario. Por tanto, en un entorno de tipos cero, como el que vivimos hasta 2022, las rentabilidades eran muy exiguas y no alcanzaban a cubrir los gastos del fondo (como la comisión de gestión).
No obstante, en el entorno de tipos actual es muy complicado que esa situación se produzca, ya que los retornos del mercado monetario ya no son cero. Tras diversas subidas, los tipos de interés en la eurozona han pasado del 3% al 4,25% en 2023. Esto ha permitido que en lo que va de año, la categoría de fondos monetarios en euros se apunte de media algo más del 2%.
Ventaja del traspaso
Por otro lado, los fondos monetarios ya no sólo permiten tener disponible nuestro dinero de forma razonablemente segura y con un plus de rentabilidad. Además, presentan una ventaja con respecto a las cuentas remuneradas y es que, al ser fondos de inversión, podemos traspasar el dinero a estos productos sin necesidad de tributar. En otras palabras, podemos traspasar el capital desde cualquier fondo de inversión a un fondo monetario sin necesidad de pagar impuestos por las posibles plusvalías generadas (y viceversa). Esta estrategia puede ser muy interesante cuando queremos salir temporalmente del mercado o bien aumentar el porcentaje de liquidez de nuestras carteras, con vistas a invertirlo más adelante.
Los fondos monetarios ofrecen pues diversas ventajas. Máxime en un entorno de tipos del 4%, y que podría mantenerse en ese entorno en 2024, según los analistas. Pero de entre toda la oferta de producto, ¿cómo puedes saber cuál es el que mejor te encaja? Te damos algunas pistas.
Importancia de la comisión
Como hemos visto antes, un aspecto que inciden de forma más importante en un fondo monetario son los gastos del fondo. Como la rentabilidad que ofrecen es modesta, acorde con el bajo nivel de riesgo, una comisión de gestión demasiado abultada puede reducir en buena medida los retornos obtenidos o incluso provocar que el fondo arroje pérdidas.
Además, son productos sencillos que pueden invertir en una tipología de activos muy limitada, de máxima calidad crediticia y escasa duración. Por tanto, la dificultad que entraña su gestión es muy baja y la comisión de gestión debe ir acorde.
La cuestión es: ¿cómo de reducida debería ser esa comisión de gestión? En esto como en todo hay diferentes opiniones al respecto, aunque la mayoría de expertos coincide en que una comisión de gestión por encima del 0,3% es difícil que esté justificada. Aun así, algunas gestoras de fondos, sobre todo aquellas que pertenecen a grandes bancos y que disponen del tirón de las sucursales para colocar sus productos, cuenta con fondos monetarios con comisiones abusivas, de hasta el 1%.
Así que ojo: la comisión de gestión en este producto es clave. Y no todas las gestoras comercializan productos con comisiones razonables.
Rentabilidad y riesgo
Otro aspecto a tener en cuenta, aunque sea en menor medida, es la rentabilidad. Es verdad que el gestor de un fondo monetario tiene poco margen de maniobra a la hora de seleccionar los activos que integra en la cartera, pero aun así hay algunos que logran estirar un poco más ese plus de rentabilidad.
A la hora de valorar la rentabilidad de un monetario, como con cualquier otra categoría de fondo, lo ideal es no fijarse en los resultados recientes, sino valorar en la medida de lo posible diferentes plazos. También puede ser útil comparar esta rentabilidad con la de la media de la categoría.
Por otro lado, si dispones de ciertos conocimientos puedes meterte en las “tripas” del fondo y analizar su política de inversión en mayor profundidad. Algunos monetarios se suelen centrar más en el corto plazo y otros en el largo. También los hay que asumen un cierto riesgo, dentro de los estándares de elevada calidad crediticia en los que se enmarcan. Esto puede ser positivo, ya que la rentabilidad puede ser superior, o negativo.
A fin de cuentas, la razón de ser de estos productos es actuar como un producto de máxima seguridad para tus ahorros, con lo que la volatilidad debería ser mínima. En este sentido, variables como la ratio de Sharpe te permitirán valorar la capacidad del fondo de maximizar el binomio rentabilidad/riesgo.