Decía Benjamin Franklin que solo hay dos certezas en la vida: la muerte y los impuestos. Y francamente, lo ideal es que intentes retrasar ambos todo lo posible.
Hay varias estrategias que permiten diferir la tributación. Una de ellas es la inversión en planes de pensiones. Te puedes deducir hasta 8.000 euros invertidos en un plan (o varios). Lo que te permite ahorrar casi 4.000 euros, en función de la comunidad autónoma y de tu tipo marginal. Es cierto que ese dinero no se ahorra para siempre, ya que tendrás que hacer cuentas con Hacienda cuando te jubiles. Pero sí es probable que el tipo marginal que tengas cuando llegue ese momento sea inferior, por lo que, como mínimo, ganarías la diferencia.
Por ejemplo, a priori un partícipe que tenga un tipo marginal del 45% tendría que pagar 3600 euros por 8.000 euros ingresados. Pero si invierte esos 8.000 euros en un plan de pensiones (o varios), en lugar de pagar 3.600 euros hoy, retrasará el pago de impuestos hasta que se jubile. Y si cuando lo haga su tipo marginal es del 24%, pagará 1.920 euros, por lo que se ahorraría 1.680 euros.
Con todo, a estos cálculos hay que aplicar varias matizaciones. Según la legislación actual, la tributación puede variar en función de que el importe ahorrado en planes de pensiones se rescate en forma de capital (es decir, reembolsando todo el dinero de una vez) o en forma de renta periódica.
También debes tener en cuenta que el pago de impuestos se regirá por la legislación fiscal del mañana, no por la actual, por lo que los tipos marginales, y en definitiva los impuestos que tendrás que pagar a la hora de recuperar lo invertido en planes de pensiones, pueden ser distintos.
La segunda ventaja de invertir en planes de pensiones es que, independientemente del tipo marginal al que rescates en el momento de la jubilación, aplazar el pago de impuestos permite contar con dinero en efectivo durante años e invertirlo para que genere intereses. De este modo, cuando te toque hacer cuentas con el Fisco es muy probable que ese dinero haya crecido. A ello contribuye el efecto multiplicador que supone el interés compuesto (a medida que el dinero va generando intereses, el importe va creciendo y los nuevos intereses que se van generando son cada vez mayores).
No obstante, ten en cuenta que la rentabilidad obtenida con ese dinero también pagará sus propios impuestos, que dependerán del tipo marginal.