Leía hace unos días, coincidiendo con la jornada de la mujer y la niña en la ciencia, que la cifra de matriculadas en escuelas politécnicas en España se sitúa en el 30%. Los campos relacionados con la informática y las telecomunicaciones registran la menor presencia de mujeres, situándose alrededor del 14% en estos ámbitos. España tiene por tanto un déficit considerable de estudiantes mujeres que no optan por titulaciones STEM.
¿Motivo para el desánimo?
Cuenta siempre mi padre que su amiga Carmen fue la única mujer en graduarse de su promoción de ingenieros industriales en Barcelona. Hoy en día se gradúan dos ingenieras por cada ocho hombres. Aunque el porcentaje de mujeres en estudios y en puestos laborales relacionados con la tecnología sigue siendo decepcionante, su presencia es hoy mucho más importante que hace unas décadas.
Una necesidad social
Según un estudio de Experis, se necesitarían en España 120.000 mujeres profesionales en el sector de las tecnologías de la información (la mitad de las posiciones necesarias). Hoy en día, sólo el 23% de las personas que trabajan en este sector son mujeres, lo que implica un déficit significativo de talento.
El sector de las TIC ofrece además salarios y ocupación por encima de la media, beneficios de los que se ven privadas muchas mujeres que optan por otros ámbitos.
Se hace camino al andar
Si queremos que en la próxima década más mujeres ocupen puestos relevantes en el sector tecnológico, es urgente que la sociedad valore e incentive a las mujeres a cursar estudios en este ámbito. Alentemos desde la infancia a nuestras niñas a formarse para ser científicas, ingenieras, programadoras o matemáticas. Porque, sin esta base, difícilmente las mujeres van a ocupar esas posiciones en el futuro.