¿se puede ganar dinero apostando por la caída de un valor?

El desplome de Grifols tras el informe publicado por Gotham City Research ha sacado a la palestra la posibilidad de ganar dinero en bolsa con la caída de una compañía.

Esta estrategia no es prerrogativa de inversores institucionales ni de hedge funds sofisticados. Los inversores de a pie también pueden lucrarse apostando a la baja por una compañía. Esta modalidad de inversión se denomina bajista o, en el argot financiero, posición corta (short, en inglés). Por el contrario, invertir al alza implicaría una posición larga (long).

Por otro lado, su utilidad no radica sólo en obtener beneficios cuando las bolsas bajan. También suponen una herramienta ideal como instrumento de cobertura, esto es, para reducir el riesgo de la cartera.

Por ejemplo, si tienes una cartera de acciones españolas, estás 100% expuesto al riesgo renta variable España. Pero si dedicas parte del dinero a comprar un producto bajista sobre el Ibex 35, neutralizarás parte de ese riesgo. De ese modo si la bolsa española cae, lo más probable es que tu cartera de acciones lo haga peor… pero al menos el producto bajista sobre el Ibex subirá.

ETF Inversos

Uno de los instrumentos más sencillos para apostar a la baja son los ETF (fondos cotizados) inversos. Estos productos reproducen la evolución diaria de un índice, pero en sentido opuesto. De este modo, si el Ibex 35 cae un 2% en un día, el ETF inverso sobre el índice subirá un 2%. Pero lógicamente esto también funciona al revés: si la bolsa sube, el ETF inverso caerá en la misma medida.

Existe una amplia gama de ETF inversos, referenciados a diferentes índices de bolsa y también de renta fija e incluso de materias primas. Además, también existen los ETF bajistas apalancados, que trasladan esa revalorización inversa, multiplicada por dos o incluso por tres, en función del grado de apalancamiento.

Puedes comprar acciones de un ETF bajista en tu bróker habitual, pero antes de hacerlo es importante que te asegures de entender bien su funcionamiento. Ten en cuenta que su volumen de contratación suele ser inferior al de los ETF convencionales (es decir, los alcistas), por lo que la horquilla de precio puede ser más amplia.

Préstamo de valores

Algunos brókeres permiten un tipo de operativa especial con la que se puede apostar a la baja con determinada compañías: el préstamo de valores.

Imagina que piensas que una compañía determinada va a caer en bolsa. En ese caso, puedes pedir acciones prestadas al bróker, que te cobra un interés a cambio. A continuación vendes las acciones y al cabo de cierto tiempo las vuelves a comprar para devolvérselas. Si efectivamente tenías razón y las acciones han caído en bolsa, cuando las recompres estarán más baratas, de modo que ganas la diferencia.

Por ejemplo, si alquilas 10 acciones y las vendes a 10 euros cada una, obtienes 100 euros. Y si luego las recompras para devolverlas y cotizan a 9 euros cada una, pagarás 90 euros. Al final, tu ganancia será de 10 euros. Un beneficio del que habría que restar el coste de alquilar las acciones.

¿Y si la apuesta sale mal? Entonces te verás obligado a comprar las acciones más caras y perderás dinero.

En el ejemplo anterior, si vendes 10 acciones a 10 euros obtienes 100 euros. Pero si luego toca recomprarlas para poder devolverlas y resulta que cotizan a 11 euros, tendrás que pagar 110 euros. En ese escenario habrías perdido 10 euros.

Anticipar la tendencia bajista en un valor no es nada sencillo. Por eso lo habitual es que este tipo de operativa se ciña a estrategias de trading a muy corto plazo, a menudo intradía.

Además, las pérdidas pueden ser ilimitadas, como lo es potencialmente la subida de un valor en bolsa. En consecuencia, los brókeres suelen exigir que el inversor deposite una serie de garantías que avalen su capacidad para hacer frente al compromiso de devolución de las acciones.

Futuros

Una de las maneras más habituales de adoptar posiciones cortas es a través de productos derivados, como los futuros. Un futuro es un contrato por el que se acuerda la compra (call) o la venta (put) de un activo financiero a un precio fijo (strike) en una fecha determinada.

Para apostar a la baja por la caída de un activo sólo habría que comprar un futuro con un strike inferior al que tiene actualmente ese activo (precio spot o al contado). O bien vender ese mismo futuro, a un strike superior.

Por tanto, los futuros permiten adoptar posiciones cortas de forma apalancada, ya que el inversor no tiene que comprar el activo en sí. Sólo el futuro que le compromete a la compra, lo que permite amplificar el efecto de la inversión.

Si la apuesta sale rana, las pérdidas también se multiplican. En consecuencia, se trata de una operativa de alto riesgo. Los brókeres requieren que los inversores depositen garantías de forma diaria.

Otros productos

Finalmente, existen algunos productos financieros que también permiten invertir a la baja. Se trata de instrumentos apalancados, por lo que el inversor debe conocer muy bien su funcionamiento y asumir que el nivel de riesgo será más elevado.

Uno de ellos son los CFD (contratos por diferencias). Son productos que comprometen al pago de la diferencia entre el precio de compra y el precio de venta de un activo, sin llegar a tener ese activo en ningún momento.

Los CFD no requieren el desembolso del total del efectivo, sino únicamente de un porcentaje a modo de garantía, por lo que proporcionan apalancamiento, con las ventajas y riesgos que ello conlleva.

Un segundo instrumento bajista son los warrants. Con estos productos el inversor tiene la posibilidad de comprar o vender un activo a un determinado precio, pero no está obligado a ello. En este sentido, no funcionan como los futuros, sino como las opciones financieras.

Aquí el riesgo está algo más acotado. El inversor paga una prima a cambio de adquirir este derecho de compra (o venta) del activo. Si la apuesta sale bien, gana la diferencia. Y si sale mal, sencillamente no ejecuta la compra (o venta). Por tanto, la prima que ha abonado constituye el importe máximo que puede llegar a perder.

Dicho de otro modo, si la inversión sale mal el inversor puede llegar a perder todo el dinero invertido, pero al menos no perderá más dinero aún en concepto de garantía (como ocurre con los futuros y los CFD).

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