Ahorrar te permite contar con un fondo anti imprevistos y dormir tranquilo. Además, es la herramienta ideal para cumplir tus sueños. Al menos, aquellos que se pagan con dinero. Sin embargo, a los españoles nos cuesta particularmente. La tasa de ahorro en España se sitúa en el 7%, frente al 12% de la media europea, según Eurostat.
Las causas son muy diversas. Los bajos ingresos y el elevado nivel de deuda dificultan el ahorro. Pero también existen factores que predisponen al consumo, como la cultura mediterránea del carpe diem.
Por otro lado, una de las razones que impulsan a ahorrar a los europeos es la jubilación, mientras que para los españoles no es tan prioritario. Confiamos en que la pensión pública será lo suficientemente generosa como para mantener nuestro nivel de vida. Y olvidamos que la hucha de las pensiones se encuentra en un déficit crónico, lo que sumado al envejecimiento de la población, constituye una seria amenaza para nuestro futuro.
En definitiva, ahorrar es algo muy recomendable si se quiere disfrutar de una vida más feliz. La buena noticia es que depende más de tu fuerza de voluntad de lo que piensas. Te ofrecemos varias claves para ayudarte a alcanzar tus metas financieras.
Crea un presupuesto
No todas las personas pueden ahorrar lo mismo. Está claro que algunas disponen de más ingresos que otras. O bien se ven lastradas por menos gastos fijos. Pero lo que sí está al alcance de todas es organizarse.
Para ello, debes examinar tus gastos mensuales y agruparlos en dos categorías: básicos y superfluos. Como orientación, los expertos en planificación financiera establecen que la mitad de tus ingresos debería orientarse a partidas básicas, como vivienda, comida, agua, electricidad, etcétera. El 30% debería dedicarse a gastos superfluos, como ocio, viajes y restauración. El resto de tu dinero, es decir el 20%, debería enfocarse exclusivamente al ahorro.
¿Cómo puedes averiguar si cumples más o menos con esta distribución? Tienes varias herramientas a tu disposición, desde apps para el móvil que te ayudan a agrupar y organizar tus gastos hasta el viejo método de lápiz y papel. Puedes, por ejemplo, imprimir el extracto mensual de tu cuenta y señalar con diversos colores los distintos tipos de gastos en los que sueles incurrir.
El objetivo, en definitiva, es que seas consciente de la proporción que tienen tus gastos en relación con tus ingresos y que, en la medida de lo posible, te aprietes el cinturón para contener aquellos que puedas recortar. Especialmente aquellos que son más innecesarios y, por tanto, prescindibles.
Ojo con los microgastos
Examinando tu cuenta corriente verás que la mayoría de las salidas de dinero corresponden a importes muy pequeños: un taxi, un café, unas cañas con los compañeros de trabajo. Y al ser cuantías tan reducidas puedes pensar que no son de relevancia.
Lo malo es que, si los sumas todos, te darás cuenta de que el peso que tienen sobre el total es muy importante. De ahí que merezca la pena ser consciente de cada compra que realizas, aunque el importe sea pequeño. No se trata de escatimar en aquello que te hace feliz, sino de gastar de forma consciente. No gastar por gastar, ni tampoco comprar por impulso. Y, sobre todo: no minusvalorar el impacto que los microgastos tienen en tu capacidad de ahorro.
Puede ser tan sencillo como no pedir esa copa que en el fondo no te apetece. O ahorrarte ese jersey que en realidad no sabes si vas a ponerte… por muy rebajado que esté.
Gota a gota
Del mismo modo que los microgastos penalizan tu capacidad de ahorro, el microahorro te puede ayudar a reconducirlo. No hace falta que inviertas grandes cantidades de dinero, si crees que eso está fuera de tus capacidades. Puede que en tu caso lo que funcione mejor sea ir ahorrando poco a poco, a base de pequeñas cuantías.
En este aspecto, uno de los métodos que pueden ayudarte es el del redondeo. Consiste en redondear hacia arriba el importe de aquello que pagas, sobre todo cuando son gastos pequeños, y ahorrar la diferencia. Por ejemplo, si pides un café y cuesta 1,80 euros, pagar dos euros y ahorrar los veinte céntimos restantes. De ese modo, paso a paso, puedes ir ahorrando casi sin darte cuenta.
Para llevar a cabo esta estrategia no es necesario que dispongas de dinero en efectivo o que vayas acompañado del cerdito a todas partes. Hay diversas aplicaciones para el móvil, que permiten implementar esta fórmula de ahorro.
Aportaciones periódicas
Otra estrategia que te permite acumular dinero sin apenas darte cuenta son las aportaciones periódicas. La ventaja psicológica de esta fórmula es que concibe el ahorro como un gasto más, igual que la factura del gimnasio o que cualquier otro recibo de los que salen de tu cuenta todos los meses.
Lo único que tienes que hacer es determinar el importe con el que te sientes cómodo, elegir el producto financiero, o productos, en los que quieres invertir y olvidarte del tema. De esa manera, no sólo estarás ahorrando sino que estarás poniendo tu dinero a trabajar. Así, irá creciendo hasta el momento en el que quieras disponer de él.
Establecer la cuantía para esa aportación periódica puede parecer complicado. No te preocupes. Es cierto que los planificadores apuntan hacia la fórmula del 50/30/20, como te explicábamos antes. Pero en realidad la verdadera fórmula es la que a ti te funcione. Lo importante es la regularidad. El compromiso con tu propia meta financiera, ya sea la jubilación, la educación de tus hijos o el viaje de tus sueños.
Por otro lado, si en algún momento necesitas suspender tus aportaciones periódicas (o modificarlas al alza o a la baja) puedes hacerlo sin ningún problema. Las aportaciones a fondos de inversión, planes de pensiones o carteras roboadvisors no son obligatorias. Puedes modificar el importe siempre que quieras, si lo ves necesario.
Eso sí: lo ideal es que puedas mantener ese compromiso que has adquirido contigo mismo. Para ello, es aconsejable que cuentes con un colchón de liquidez con el que puedas hacer frente a imprevistos. De ese modo, si te vienen mal dadas y tienes que hacer frente a una necesidad de efectivo repentina, podrás recurrir a ese colchón sin tener que desactivar tus aportaciones periódicas, ni alejarte un milímetro de tu meta financiera.