La magia del interés compuesto

Decía Albert Einstein que la fuerza más poderosa del Universo es el interés compuesto; que es la octava maravilla del mundo y que quien lo entiende se beneficia y el que no, lo paga. Si le preguntamos a Warren Buffett de qué se arrepiente como inversor nos dirá que «de no haber empezado a invertir antes» y eso que se lanzó ¡a los 11 años!

Si alguna vez te has preguntado cómo hacer para que tus ahorros aumenten, que crezca tu dinero y que puedas mantener el poder adquisitivo con el paso del tiempo, has dado con la lectura adecuada. La respuesta es que esto sólo se consigue con el interés compuesto y su aliado, el tiempo.

La Real Academia de la Lengua lo define como «el interés de un capital al que se van acumulando sus réditos para que produzcan otros». O en palabras del Banco de España, es el proceso financiero en el que «los intereses en cada período se suman al capital inicial para producir nuevos intereses».

¿En qué consiste?

Para entender mejor el concepto y todo su potencial debemos entender primero qué es el interés simple. Hablamos de este tipo de interés cuando un porcentaje determinado siempre se aplica a la misma cantidad de dinero, es decir, cuando no se reinvierten los beneficios. Es el interés que se aplica en muchos productos bancarios tradicionales, como depósitos y cuentas corrientes remuneradas.

Por el contrario, el interés compuesto es el que te permite reinvertir los beneficios consiguiendo así que ese tipo de interés se aplique cada vez sobre una cantidad mayor de dinero. Lo que se conoce en economía como efecto multiplicador. Un ejemplo claro de cómo se aplica el interés compuesto lo vemos en los fondos de inversión donde los intereses obtenidos se añaden al principal y por tanto dichos intereses también generan intereses.

La conclusión es clara: reinvertir la rentabilidad obtenida de una inversión de forma continuada permite maximizar nuestros beneficios.

El factor tiempo

Junto al interés compuesto, la clave fundamental para maximizar nuestra inversión es el tiempo. Cuanto más tiempo mantengamos una inversión donde obtengamos intereses del capital inicial más los intereses reinvertidos, más dinero acumularemos. No es un trabalenguas, no, es el motivo principal por el que debes plantearte empezar a ahorrar e invertir cuanto antes y, como has visto, decir que no te da para ahorrar o que puedes ahorrar muy poco debido a tus bajos ingresos ya no vale.

No tienes excusa, ¡mira!

Gráficamente, la diferencia entre reinvertir los intereses aprovechando el interés compuesto y no hacerlo, es muy clara. Ahorrar o acumular dinero sin invertir supone perder una gran oportunidad para conseguir rentabilidad mientras dejamos pasar el tiempo.

Como has visto, el paso del tiempo puede ser nuestro gran aliado si dejamos trabajar al interés compuesto. Nuestro dinero generará beneficios, que reinvertidos, generarán a su vez, mayores beneficios, y así sucesivamente.

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